En el anterior artículo hablamos sobre distintos aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de pedir una hipoteca. Tratamos, entre otras cosas, cómo calcular la cuota que podemos pagar y qué porcentaje de deuda permiten los bancos.
Hoy trataremos de otra cuestión clave: elegir entre una hipoteca a interés fijo, variable o mixto.
¿Qué tener en cuenta al pedir una hipoteca?
Una de las cuestiones que más preocupan cuando vas a comprar una vivienda es la cuota mensual. Por lo general, intentamos que sea lo más reducida posible. En este sentido influyen varios aspectos. Los más importantes son la cantidad total que pides al banco, el plazo de amortización (es decir, cuántos años tardarás en devolver el préstamo), el tipo de interés y el diferencial que aplica la entidad bancaria.
A mayor plazo de amortización, menores serán las cuotas. Pero no debes olvidar que cuantos más años tardes en devolver el préstamos, mas intereses pagarás. Valora los pros y los contras de cada opción antes de elegir el plazo de amortización y la cuota.
La recomendación del Banco de España es que el endeudamiento total de una persona (incluyendo hipoteca, tarjetas de crédito y otros préstamos) no exceda del 30% o 35% de sus ingresos oficiales. Por ejemplo, suponiendo que no tengas ningún otro crédito y que tus ingresos mensuales sean de 2.000 euros, podrías pagar una cuota de unos 600 euros.
Elegir interés fijo, variable o mixto
El otro aspecto clave en la hipoteca es el tipo de interés. Cada entidad financiera establece sus propias condiciones en este sentido. Además, el interés (y otras condiciones) pueden variar dependiendo de que la hipoteca sea a tipo fijo, variable o mixto.
En estos momentos el Euribor, que es el tipo de interés habitual para el cálculo de hipotecas, es muy bajo. La mejor opción podría ser una hipoteca a tipo fijo. No obstante, hay que tener en cuenta que las entidades financieras añaden al interés un porcentaje adicional denominado diferencial. En las hipotecas a tipo fijo el diferencial suele ser más elevado que en el tipo variable. Por otro lado, las hipotecas a tipo fijo suelen tener plazos de amortización inferiores a las de tipo variable, con lo que las cuotas suelen ser mayores.
Las hipotecas a tipo variable suelen tener la ventaja de contar con un diferencial más bajo y un plazo de amortización más largo, lo que reduce las cuotas. Además, muchas entidades ofrecen un primer año de carencia, es decir, en el que solo se pagan intereses. Esta es una opción interesante (y quizá la más habitual). No obstante, no se puede descartar que en un futuro el Euribor suba y, por tanto, las cuotas también. Con todo, si el tipo de interés sube después de unos años, la cuota no lo notará demasiado. Esto se debe a que el cálculo se hace sobre la cantidad pendiente de pago, que será inferior a la inicial.
Puedes consultar con tu banco la posibilidad de pedir una hipoteca mixta. Es una opción intermedia que combina un periodo inicial a interés fijo con otro interés variable hasta finalizar.
Algunas entidades financieras ofrecen tipos de interés inferiores a cambio de contratar determinados productos y servicios. Los más habituales son la domiciliación de la nómina y recibos, así como la contratación de tarjetas y seguros de hogar o vida. En este caso, lo más recomendable es estudiar con detalle estas propuestas y las comisiones que llevan aparejadas.
Puede parecer complicado pero no lo es cuando trabajas a diario con bancos. En Agencia Iglesias, tu inmobiliaria en Oviedo y Gijón, estamos acostumbrados a negociar con entidades financieras y podemos aconsejarte a la hora de pedir una hipoteca para comprar tu piso.